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El poder de la percusión en la electrónica reside en lo ancestral 

Por Bruja

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Y, ¿Si te digo que la percusión de tu música se liga profundamente a tu cuerpo? Puede sonar romántico, pero en realidad es ciencia.  

Un estudio del Instituto de Neurociencia y Fisiología de la Universidad de Gothenburg (Suecia) reveló que las canciones afectan a los latidos del corazón. Las frecuencias cardiacas oscilaban en función de la velocidad y la estructura de la música y cuando la gente cantaba en coro, el pulso de cada individuo tendía a aumentar y disminuir de forma similar. 

Por otro lado, el antropólogo Wolfgang Jilek descrubrió, después de investigar las canciones que formaban parte de los rituales de la cultura de los Salish, que la frecuencia predominante en el ritmo de sus tambores coincidía con las ondas Tetha del cerebro humano.  

Desde los inicios de nuestra existencia hemos estado haciendo música, quizás como la primera forma de comunicación. 

Algunos investigadores, como el biólogo evolutivo Charles Darwin y el psicólogo Steven Mithen, proponen que antes de la existencia del lenguaje hablado nuestros antepasados usaban la música como una forma de comunicación, y antropólogos observaron que culturas indígenas usan, hasta ahora, la música y la danza como medios principales de comunicación y cohesión social.

Aunque se dice que el instrumento más antiguo es la flauta, que data de hace más de 40 mil años, se han encontrado tambores de arcilla en asentamientos antiguos en Oriente Medio y África. También se hallaron tambores de madera tallada en asentamientos Maya y un tambor de piel de elefante de más de 30 mil años en la Antártida. Estos instrumentos no solo proporcionaban ritmo y melodía, sino que también tenían un papel importante en rituales religiosos y festividades. 

Ahora suma todo eso a la modernidad de la música electrónica 

En la música electrónica, el ritmo existe gracias a una suma de elementos que se integran en forma de múltiples: instrumentos grabados y modificados con técnicas de sampling, controladores o agregados a través de una caja de ritmos.  

Artistas como Ünam, AmuAmu o Nicola Cruz han encontrado, en la integración de todos estos elementos, un deleite folclórico para la escena de la electrónica. 

El antropólogo R. Needham declaró que se ha descubierto que en todo el mundo la percusión, cualquiera que sea la forma en la que se produzca, permite crear y acompañar la comunicación al otro mundo. Por eso, muchos americanos nativos han llamado el sonido del tambor como “latido de la tierra”.  

Esto impulsó la hipótesis de que esta frecuencia es la manera más eficaz de entrar en estados alterados de conciencia. 

En el imperio Inca, por ejemplo, utilizaban tambores en sus rituales religiosos y ceremonias estatales. Estos eran fundamentales en las festividades que honraban a sus dioses, como Inti, el dios del sol. Algo similar ocurre con los Tambores Batá que crean un vínculo entre el humano y sus deidades, invocándolo durante eventos de santería a través de este instrumento. Otro ejemplo es el pueblo Sami, donde sus chamanes usan el sonido repetitivo del tambor para entrar en estados de trance y comunicarse con los espíritus. 

Ahora, conociendo toda esa información y aplicándola a un estilo musical como la electrónica (que también se caracteriza por el uso de sonidos repetitivos y que crea un impacto emocional en su audiencia) Se puede entender cómo y por qué varios artistas y productores han decidido reproducir estos sonidos con tanta historia, y transformarlos para que formen parte de este género musical.

Varios artistas del género encapsulan esta fusión, integran ritmos tradicionales y sonidos de la naturaleza con elementos electrónicos contemporáneos. Esto provoca una conexión innata en cualquiera que lo escucha y crea una experiencia sensorial que invita a la meditación colectiva y la conexión ancestral.  

Estos artistas logran tejer una narrativa auditiva que resuena con la espiritualidad de antiguas culturas, revitalizando el folclore a través de una lente moderna, y ofreciendo a los oyentes un viaje sensorial donde lo antiguo y lo nuevo convergen armoniosamente

Aquí te dejamos algunos de los pinchadores que juegan con este estilo para que puedas disfrutar de esta experiencia  

Tal Wollner: productor isrealí. Creando de un house folklorico futurista. Tiene un tema con la voz del chamán peruano Don Enrique 

Ibu Selva: de Brasil. Lleno de instrumentos de cuerda con delicadísimas percusiones y los infaltables sonidos electrónicos.  

Marcelo Berges: nacido en Colombia. Fusiona el charango con sonidos de la ayahuasca y cierra con un toque de house moderno.  

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