A todos se nos hace familiar esta situación. Y es que apenas son las 2 de la madrugada cuando esto ocurre.

 

Quito, histórica y culturalmente, es una ciudad muy conservadora y alcohólica. La gente duerme temprano, no hay mucha vida nocturna y existen licorerías ‘en cada esquina’. En diciembre de 2023 el ministro de Turismo, Niels Olsen, anunció que los bares y discotecas (con registro de turismo) extenderán su horario de atención hasta las 04:00.

 

Sin embargo, la vida nocturna en la ciudad capital no se ha visto muy afectada por esta disposición ministerial, pues la gran mayoría de clubes siguen cerrando sus puertas relativamente pronto. Pero, ¿a qué se debe esto?

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Si comparamos las actividades nocturnas de otras capitales de Latinoamérica con Quito, vemos que la ciudad ‘muere muy temprano’. ¿Qué diferencias existen con ciudades como Buenos Aires o Bogotá? La primera que resalta es la movilidad y el transporte. En la capital argentina es muy común ver personas tomando el ‘colectivo’ o autobús en la madrugada, de ida y vuelta. Puesto que, en dicha ciudad, el transporte público funciona las 24 horas. El segundo tópico es la inseguridad. Y claro, aquí se podría decir que Colombia no es uno de los países más seguros de la región. No obstante, la seguridad privada de los clubes es muy diferente a lo que estamos acostumbrados en nuestra ciudad. Para empezar, hay mucho más personal. Y este no se encuentra únicamente en la entrada del establecimiento, es muy común verlos en varios puntos clave dentro y fuera del club. Además, el colectivo ‘Échele cabeza’ despliega a miembros de su equipo en diferentes eventos para realizar una adecuada información y reducción de riesgos y daños por el consumo de sustancias psicoactivas, mediante el análisis de dichas sustancias.

 

No importa cuánto se extienda el horario por decreto, si como sociedad, no tenemos un sistema de transporte público eficiente y un consumo informado y consciente de alcohol y otras sustancias. Tal vez, si quisiéramos equipararnos al panorama regional, nuestra cultura debería quitar el foco del ‘trago’, las drogas, el ‘carro’ y enfocarse un poco más en la música y apropiarse de los espacios públicos que, como ciudadanos (turistas o no), nos pertenecen.